Cocinar con los niños puede ser una tarea que nos lleve a la
locura, ya que nunca se sabe qué puede acabar pasando en la cocina cuando
entras con niños. Sin embargo, si estamos dispuestos a afrontar esta tarea con
energía y con una actitud calmada y tranquila, puede ser algo muy gratificante,
tanto para nuestros hijos, como para nosotras mismos, porque ¿qué hay mejor que
hacer algo con tus hijos y compartir un momento con ellos?
Cocinar con los niños, además de la gratificación que nos da, les reporta muchos beneficios y les ayuda a desarrollar destrezas importantes para su vida y una sensación de logro que fortalecerá su autoestima. Es una manera divertida de compartir con la familia, mientras les enseñamos lecciones importantes sobre hábitos de alimentación saludable y de seguridad en la cocina.
- Aumenta su autoestima. El simple hecho de pasar tiempo con sus padres, hace que los niños se sientan especiales. Se sienten importantes y útiles al ver que se les implica en una tarea tan importante como es la alimentación. Si además se comparten las creaciones con más gente (abuelos, tíos,…), les hará sentirse todavía más importantes.Hay que tener cuidado, porque no siempre las recetas salen como queremos. Tenemos que explicarles que equivocarse es algo normal que nos ayuda a mejorar. En un caso así, les ayudaremos a repasar la receta paso a paso para ver en qué nos hemos equivocado y qué podremos hacer mejor la próxima vez para que salga bien.
- Desarrollan capacidades organizativas y de planificación. Hay que implicar a los niños desde el inicio. Que ayuden a hacer la lista de la compra, nos acompañen al supermercado, preparen los ingredientes, preparen la receta y la terminen. Que no se les olvide recoger la cocina después, eh?
- Desarrolla habilidades matemáticas y lingüísticas. En las recetas se utilizan conceptos matemáticos para medir cantidades, el tiempo de preparación,… Y se utiliza mucho vocabulario nombrando los utensilios, los alimentos,…
- Desarrollan hábitos saludables de higiene y alimentación. Es más fácil que prueben alimentos nuevos si los manipulan ellos mismo, sólo por el orgullo de haberlos hecho ellos. Si son un poco complicados a la hora de comer, introducirlos en la cocina, puede ser una buena opción. Aprovecha para enseñar a tus hijos nociones de nutrición sobre los alimentos que preparen. Por ejemplo, la leche, el queso y el yogur contienen calcio que ayuda a desarrollar huesos y dientes fuertes; las verduras y los granos integrales tienen fibra que los ayuda a estar sanos. Les ayuda a explorar las diferentes texturas, los colores y los sabores de las cosas. Enséñales habilidades de higiene tales como limpiarse las manos antes de empezar y durante el proceso, cada vez que cambie de alimento. Enséñale que hay que lavar los alimentos antes de usarlos. Y que al terminar, hay que dejar la cocina limpia y recogida.
- Desarrollan habilidades y destrezas motrices. Durante todo el momento los niños están usando sus destrezas motoras finas y gruesas, a la hora de remover, verter, mezclar, y triturar. Eso les ayudará a ser hábiles con las manos a la hora de coger el lápiz, pintar…
Así que, ya sabéis, vamos a pringarnos las manitas y empecemos a hacer cosas con nuestros niños, luego nos sentiremos muy felices, os lo aseguro.