Hace unos días, por casualidad, me encontré con un artículo
que me hizo pensar bastante (El día en que dejé de decir "date prisa").
Vamos, como se suele decir, a todo tren, empujando a
nuestros niños con frases del tipo: “vamos, que llegamos tarde…”, “date prisa,
que no tengo todo el día…”, “venga, que siempre somos los últimos…”, “si te
entretienes en eso, no tendrás tiempo para…”. Y como éstas, un montón más.
Pero, ¿realmente son afirmaciones ciertas? Parémonos a
pensar un momento, ya sé que no tenemos todo el día, pero sólo nos llevará un
minuto.
“Vamos a llegar tarde…” ¿A dónde? ¿De verdad es tan
importante? Pues haberlo pensado antes, haber empezado a prepararlos antes, no?
Si llegamos tarde, es nuestra culpa, somos los adultos y los que tenemos que
anticiparnos a las situaciones.
“Date prisa, que no tengo todo el día…” ¿No tenemos todo el
día? ¿Para qué? Si tan importante es, anticipémonos. Pero, ¿de verdad pensamos
que el tiempo que nos estamos demorando es tanto? ¿Nos va a arruinar tooodo el
día? Aprendamos a relativizar las cosas, seguro que no es tan importante perder
un poco de tiempo.
“Venga, que siempre somos los últimos…” ¿Y qué? Si siempre
somos los últimos, seguro que ya están acostumbrados y prevén que vamos a
llegar tarde, o incluso nos dan la hora de quedada con unos minutos de
adelanto, para que lleguemos a tiempo. De verdad, sé lo que es… Y si no, pues
anticípate, recuerda, somos los adultos, podemos hacerlo.
“Si te entretienes en eso, no tendrás tiempo para…” ¿No nos
hemos parado a pensar que si se está entreteniendo en “eso”, es porque lo considera
más importante que lo “otro” que habíamos planeado? Y si eso “otro” es tan
importante para nosotros, anticipémonos, empecemos antes a advertirles que
tenemos que cambiar de una actividad a otra.
Relativicemos las cosas, de verdad, saldremos ganando.
Demos de vez en cuando importancia a las cosas que son importantes para nuestros pequeños. Si se para a mirar una mariposa, observemos con ellos, seguro que hace tiempo que no vemos una de cerca, con tranquilidad. ¿Saben nuestros niños de dónde ha salido? ¿Qué come?... Igual no es una pérdida de tiempo como habíamos pensado.
Demos de vez en cuando importancia a las cosas que son importantes para nuestros pequeños. Si se para a mirar una mariposa, observemos con ellos, seguro que hace tiempo que no vemos una de cerca, con tranquilidad. ¿Saben nuestros niños de dónde ha salido? ¿Qué come?... Igual no es una pérdida de tiempo como habíamos pensado.
De verdad, miremos el mundo con los ojos de los niños y
vivámoslo a su ritmo. No siempre será posible, pero, podemos intentarlo, no? Y
anticipemos las situaciones que nos van a hacer correr contra el reloj y
ganémosle unos minutitos.