lunes, 26 de agosto de 2013

SE NOS VA...


Últimamente me ha dado por leer. No es que antes no leyera, sino que me ha dado por empaparme de artículos relacionados con la crianza y educación de nuestros hijos. Tampoco es que antes no me importara, siempre lo ha hecho. Soy una persona a la que le gusta leer mucho sobre los temas que me preocupan e interesan. Y nada me preocupa y me interesa más que mis niñas, su bienestar y su felicidad.
¿Y por qué ahora más? Muy sencillo.

La cosa se nos está yendo de las manos.



No es que mi casa sea un desmadre, ni una locura total, pero poco falta. Mi niña mayor está en una etapa en la que empieza a contestar, a hablar mal, nada de lo que se le dice le parece bien. Eso no es tan malo, es normal. Todos pasamos por eso y lo llevamos de la mejor forma posible. Son mayores, 5 años, y acaban entendiendo tarde o temprano, se puede razonar con ellos y al final, a veces demasiado al final, acaban entrando en razón. Pero si a esa situación le sumamos otra niña, de dos añitos, con las rabietas típicas de su edad, con su etapa del NO por respuesta automática, el “yo sóla”, y que, además de todo esto, imita tooodo lo que hace su hermana (bueno todo no, sólo lo que no debe hacer), pues se nos va un poco de las manos.
Últimamente la cosa está yendo a base de gritos y amenazas del tipo “si no me haces caso…”.

Mi casa ha pasado a ser una dictadura, pero no son mis hijas las dictadoras, aunque quiera creerlo. Yo soy la dictadora. En mi casa se hace lo que yo digo, porque yo lo digo, sin explicaciones, sin margen a la discusión y el debate. Y claro, las niñas se resisten, si no lo hicieran, no serían niñas. Yo quiero tener unas hijas capaces de pensar por ellas mismas, de defenderse ante el que pretende pisotearlas y capaces de tomar sus propias decisiones. Y encima cojo y me enfado cuando se niegan a hacerme caso, cuando me están demostrando que son unas niñas con personalidad fuerte.

Por ese motivo he decidido leer, leer de todo, buscar alternativas, las que hagan falta, hasta dar con la que me ayude a llevar a mi casa un clima de serenidad y felicidad, lejos de los gritos y la histeria que últimamente reina en él. Por eso he creado un Rincón de Pensar, pero no para mis niñas, para mí. Para pensar en lo que estoy haciendo mal, en lo que puedo mejorar y en lo que estoy haciendo bien, que algo también habrá.

Un apunte: Mi casa no es una casa de locos, eh? Es sólo que no quiero que llegue a serlo, jajaja.

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