Esta semana empezamos en serio.
Podéis empezar vosotras primero y luego implicar a los peques o hacerlo ya con ellos, según como os veáis vosotras.
Hoy ponemos el contador a cero, es nuestro primer día sin gritos.
Para saber si hemos fallado, tenemos que ser honestas con nosotras mismas “si dudamos si el tono utilizado es el correcto, es porque no es el correcto” y tendremos que volver a empezar.
En el grupo cerrado de Facebook, Mamá de Verdad y yo, iremos poniendo tips y consejos para no gritar.
Si queréis empezar fuertes, podéis…
HACER PARTICIPES A LOS PEQUES
Dependerá de la edad de los niños, podréis hacerlo de una forma más directa, diciéndoles que queremos dejar de gritar porque no es la forma más adecuada de relacionarnos. O en caso de niños más pequeños, aunque también les expliquemos esto, podemos utilizar algún "truquito".
Nosotras hemos recibido la carta del "Gigante Voz Tranquila", un gigante que se ha mudado a la montaña que tenemos cerca, que se encarga de tener la montaña limpia y llena de árboles, porque es su jardín (la idea la saqué de Mamá, Estudiante y Ama de casa). A este gigante le gusta el silencio y la tranquilidad, por eso nos ha pedido que hablemos flojito.
Para esto nos ha mandado una pulsera naranja con cascabeles (naranja para mí, para recordar el desafío y los cascabeles para hacerlos sonar cuando el volumen se esté elevando, antes de gritar)
Ahora llega el momento de hablar con los peques, de poner unas pautas para que nos sea más fácil cumplir el objetivo.
- No nos llamaremos desde la otra punta de la casa. Si quieren algo y no estamos, nos buscarán para decirnos lo que quieren (tendremos que hacerles caso y elogiarles por haberlo hecho bien). De la misma manera, nosotras no les llamaremos desde la cocina para que vayan a comer, nos acercaremos a donde estén para decírselo.
- Les propondremos bajar el volumen. Es decir, hablaremos más bajito de lo normal para tardar más en gritar. Será divertido hablar en susurros con ellos, seguro que les gusta.
- Estableceremos una contraseña para darnos cuenta que estamos levantado la voz. En mi caso, haré sonar los cascabeles.
- Ya para nosotras, o para ellos si son capaces de entenderlo, cuanto más enfadadas estemos, más flojito hablaremos, llegando incluso a hablarles al oído.
- Y ya según gustos, podéis hacer que los gritos tengan consecuencias. Por ejemplo, el gigante les puede "quitar la voz" (no mucho tiempo, tantos minutos como años tengan, por ejemplo). Para los más pequeños, bastará con hacer que no les oímos ese tiempo o mientras estén gritando.
Somos ya unas cuantas mamas las que nos hemos marcado el reto de que En Casa Ya NO se Grita. Todavía no os habéis animado?
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